domingo, 2 de septiembre de 2007

Una merienda de Chinos

Lo primero que tengo que hacer antes de contar esta historia es definir que es una merienda de negros. Cuando yo era pequeña y frecuentaba las playas de Higuerote con mi familia, mis tías siempre se referían a la gente en las playas como una “merienda de negros”. Con mi inocencia particular yo pensaba “¿Dónde esta la merienda para yo comer también?

Una merienda de negros, significa mucha gente reunida en un mismo lugar. Quien haya ido a las playas de higuerote en plenos carnavales, me entiende.

Vancouver (ese lugar bastante al norte donde me encuentro), es bastante variado en lo que respecta a culturas. Puedes encontrar coreanos, brasileros, suizos, alemanes, chinos, maracuchos, de todo pues.

Un día hablando con mi profesora de las mañanas, me comentó que debía ir a conocer Chinatown, que hace unos 40 años mas o menos, era el único lugar en donde se les permitía a los chinos vivir. A mi me llamó bastante la atención por lo que decidí armar mi viaje hasta chinatown (eso significaba agarrar mi cámara de fotos y mi ticket de autobús, que por cierto es bien caro).

Llegó el día y luego de haberme perdido repetidas veces, llegué a mi destino: Chinatown. Creo que la mejor manera en la que puedo describir lo que yo viví y vi es la siguiente. Señores, yo no estaba en Vancouver, yo estaba en China China China.

Empezando porque todos los letreros estaban en chino no en inglés que fue el idioma que yo vine a aprender, por lo tanto yo no sabía para donde iba ni que eran las cosas que veía ni nada. Después de eso, la gente ahí no hablaba ingles y creo que las únicas personas no amarillas éramos Chiara (mi roomate) y yo. Eso era puro “&)%$·% por un lado y $%/)=&$ por el otro.

Yo, queriendo expresar lo que sentía pase toda mi estadía en China tomando foto y foto, recreando un poco lo que hubiera echo mi papá en mi lugar. Llegó un momento en el que, entre a lo que difícilmente descifré como centro comercial.

Yo seguía en China, y lo confirmé cuando vi una tienda enorme de cositas de Hello Kitty y Nintendo (además de millones de chinos alrededor). Ya yo no sabía si decir Thank You, Arigato, Okimoro, ya yo no sabía donde estaba . Por un momento pensé que era un sueño y todo el mundo que estaba a mi alrededor estaba soñando igual, porque para donde volteaba sentía que la gente estaba dormida por lo cerrados que tienen los ojos.

Las 2 horas como mucho que estuve en mi trance asiático fueron así, como dirían mis tías, una merienda de Chinos!

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